sábado, 1 de mayo de 2010

BIENVENIDOS


¡Oh, qué bueno, qué dulce habitar los hermanos todos juntos! (Sal. 133,1), que esta alegría del estar juntos, al menos espiritualmente, se prolongue todos los días de nuestra vida.


Un cordial y afectuoso saludo, a todos los sacerdotes, seminaristas y personas amigas que visitan este espacio de “encuentro con los nuestros”, donde compartiré experiencias y vivencias cotidianas en mi estancia en la Ciudad de Roma, el “Corazón del cristianismo”, espero que sea de su agrado y nos sirva para mantenernos unidos como hermanos, que aspiramos un mismo Ideal. Los encomiendo en mi oración y reciban un saludo pascual, que la Alegría de la Resurrección de Cristo este con Ustedes.

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